Azucarera planta cara a Bruselas

Azucarera planta cara a Bruselas

El grupo desarrolla un plan para asegurar el futuro del cultivo y de la industria sin cuotas de producción

En 2006 la reforma de la Organización Común de Mercado (OCM) contemplaba una fuerte rebaja de los precios de la remolacha y una serie de estímulos para el abandono del cultivo y acabar con una situación de elevados excedentes. Estas medidas se tradujeron en una reducción de las superficies de cultivo en toda la Unión Europea (UE) pasando de dos millones de hectáreas a solo 1,5 millones, en el cierre de industrias y en la rebaja de la cuota de producción azucarera de 20 millones de toneladas a 14 millones. Hubo países al norte y al sur de la UE donde la producción de remolacha ha desaparecido en beneficio de los países excedentarios del centro de Europa.

En España la aplicación de la reforma supuso reducir la cuota a poco más de la mitad, pasando la misma de 989.000 toneladas a 498.000, de las que 378.000 toneladas se hallan en manos de Azucarera y 120.000 en las de la cooperativa Acor frente a una demanda interior de 1,3 millones de toneladas. La reforma supuso bajar la superficie de cultivo de unas 90.000 hectáreas a menos de 50.000 y la producción remolachera de unos 7,3 millones de toneladas a los 3,8 millones actuales. Se llevó por delante la única planta de Azucareras Reunidas de Jaén, una fábrica de Acor en Valladolid y las plantas de Ciudad Real, Peñafiel, Guadalcacín y Rinconada en manos de Azucarera.

Cumplidos los objetivos de ajuste que han provocado en la última campaña la necesidad de dar luz verde a elevadas importaciones de azúcar con arancel reducido o libres de aranceles para atender la demanda interior y parar la subida de los precios, Bruselas ha dado un paso más planteando en su propuesta para la reforma de la Política Agrícola Común (PAC) la eliminación del sistema nacional de cuotas desde 2015. La supresión de cuotas y la libertad de producir, sumada a la reducción de precios aprobada en la reforma de la OCM en 2006, supone un riesgo para el mantenimiento del cultivo, razón por la cual se han posicionado en contra de la misma las organizaciones agrarias, la industria y el conjunto de las Administraciones.

Los responsables de Azucarera creen que el grupo ha hecho una apuesta clara por el cultivo remolachero en España y no va ceder en su empeño. Hoy, el objetivo es consolidar estructuras desde la producción de remolacha a la industria para tener un sector competitivo en un futuro mercado sin cuotas. Para mejorar la eficiencia productiva en el campo, el grupo tiene en marcha el Plan Marco 2010-2014 por el que se desarrolla un programa de información y asesoramiento personalizado en materia de abonado, uso de semillas y empleo de maquinaria de recolección a los remolacheros.

En esta línea se trabaja igualmente en la mejora de los sistemas de riego, junto al uso de la energía, cuestiones clave para lograr un ahorro de costes de producción y con ello mantener una alta rentabilidad en el cultivo, aunque no llegue a los niveles anteriores a la reforma de 2006. La nueva OCM supuso bajar los precios desde los 48 euros fijos por tonelada de remolacha a los 26 euros que en los últimos años se han complementado con ayudas comunitarias y autonómicas hasta una media ligeramente superior a los 40 euros. A partir de 2014 los ingresos totales podrían bajar hasta unos 33 euros, una cifra que se considera sigue siendo rentable para el remolachero, pero asumiendo unos costes de producción que no tiene en otras producciones como el maíz que puede ofrecer una rentabilidad similar si se mantienen los precios actuales en los mercados.

Esta campaña, en la zona del Duero, donde se centra hoy el grueso de la producción con más de tres millones de toneladas de remolacha, de las que 2,2 corresponden a Azucarera, los rendimientos medios por hectárea de los remolacheros del grupo se han situado por encima de las cien toneladas, un volumen superior a los obtenidos en los principales países productores. Sin embargo, el principal problema del sector frente a otros países es la existencia de unos mayores costes de producción por una climatología más adversa y la dependencia de un riego más caro que en otros países viene de la lluvia.

Con estas actuaciones Azucarera pretende fijar remolacheros, cuanto más eficientes mejor y fidelizar a los mismos. Para ello no descarta tampoco acuerdos con proveedores de medios de producción como abonos y energía para ofrecer los mismos en condiciones ventajosas para sus remolacheros. Junto a la eficiencia productiva en el campo, Azucarera ha diseñado igualmente una estrategia para lograr una mayor eficacia en las plantas, dentro de los condicionantes que supone la existencia de una baja cuota de producción.

En la actualidad, tras los ajustes forzados por la reforma de la OCM en 2006, el grupo dispone de las plantas de Miranda de Ebro en Burgos, La Bañeza en León, Toro en Zamora, Cádiz y también un centro de envasado en Benavente (Zamora).

Según los datos manejados por la empresa, el coste de producir una tonelada de azúcar es de 340 euros en la zona del Duero y de 380 en la zona sur, frente a los 334 euros en Francia. En consecuencia, existe ya una buena eficiencia productiva. Pero,ante un futuro escenario sin cuotas, se pretende ir más lejos.

Uno de los problemas del grupo para lograr la máxima eficiencia en los procesos de transformación es la existencia de unas campañas cortas, solo de unos 90 días de trabajo, frente a campañas más largas en los principales países productores. Ante esta situación, para alargar la actividad de las plantas, Azucarera contempla el refino de azúcar crudo importado por un volumen de 400.000 toneladas. La transformación de este azúcar se realizará en la planta de Cádiz donde se han llevado a cabo inversiones por un montante de otros 65 millones. Con esta actuación, además de potenciar la actividad de la planta andaluza, el grupo logra un volumen necesario para mantener su cuota de ventas en el mercado interior. Esta inversión se suma a una media de 20 millones de euros que destina anualmente el grupo para mejora y mantenimiento de estructuras, así como para seguridad en el trabajo, que es uno de los puntos fuertes del grupo. Ante ese futuro de mayor competitividad, Azucarera contempla finalmente la posibilidad de otras inversiones en actividades complementarias ligadas al sector por un montante superior a los cien millones de euros.

Acuerdo dulce con Cargill

Aunque el azúcar procedente de la remolacha constituye el eje fundamental de la actividad del grupo Azucarera, la empresa no ha renunciado a estar presente en otros segmentos del sector de los endulzantes naturales.

La Comisión Europea acaba de dar luz verde a la comercialización de un nuevo endulzante denominado truvía, para su utilización tanto en consumo directo como introducido en alimentos.

El truvía es un producto ciento por ciento natural, procedente de la estevía, una planta existente en varios países sudamericanos con un alto poder endulzante utilizado para la obtención de un producto con cero calorías y que se emplea como sustituto del azúcar. Su comercialización ha tenido una gran acogida en Estados Unidos y se espera tenga el mismo éxito en los mercados comunitarios.

La producción del truvía corresponde a la multinacional Cargill. Gracias a un acuerdo entre ambas firmas Azucarera será la empresa distribuidora del mismo en España. Inicialmente contempla solamente un volumen de ventas de menos de 300 toneladas. Se trata de la oferta de un edulcorante pensada no para el gran consumo o competencia al azúcar, sino para su distribución en el campo de las dietas y los regímenes de salud, producto donde la empresa también quiere tener una posición de liderazgo en el mercado español.

Fuente: elpais

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